No sé si, estando en horario infantil, estaría permitido contar algunas anécdotas, pero habiendo leído ya la de los “percebes hueros”, seguramente se pueda añadir alguna como la que estoy recordando ahora, sobre todo porque se produjo con la suficiente nocturnidad como para que pierda cualquier efecto repugnante.
Estoy seguro de haberla contado ya, pero, por si fuera merecedora de incluirse en el anecdotario, la repito otra vez y en paz, que el caso es escribir lo que sea y, si hace gracia, reírse
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