De ahí, que a esta clase de "invitados" se les llamase despectivamente capigorrones, de donde -por analogía- surgió la expresión
comer de gorra, en alusión al hecho de poder hacerlo merced a los saludos realizados con ese elemento.
Mucho tiempo después, en este siglo, comenzaron a pulular cantantes e instrumentistas populares que realizaban su actuación en la
vía pública y que recogían la limosna dada por los transeúntes, en un sombrero o gorra que depositaban en el suelo.