La conocí, como todo lo de Conquista, siendo yo ya mayor, y tengo que decir que era de un cariño contagioso. Yo, contagiado probablemente por mi mujer, la quería, aunque nunca -las tonterías de la vida- se lo dije. La hemos visto siempre liada, ilusionada, sacando adelante con sus proyectos y su entrega negocios de otros; y la hemos visitado in situ en algunos de ellos: en los alrededores de Madrid hace mucho tiempo, en Benicassim hace un par de años. Siempre preocupada con cosas de otros: de su ... (ver texto completo)