Este era mi sitio preferido, al atardecer. Siempre acompañada de un buen libro, me encantaba contemplar el ir y venir de las gentes con sus tareas, saludando a unos y otros.... y al final de la tarde reuniendonos los jovenes del pueblo, dejando que cayera la noche y que el cielo estrellado nos sorprendiera.

En esta casa pasé algunos agostos de mi infancia. Cuando todos dormían la siesta, me sentaba en la puerta, a la sombra y dejaba pasar el tiempo, tendria 9 0 10 años... y creo que ya entonces sabia que estos serian uno de esos mometos que recordaria toda mi vida...

Tengo 36 años. Y hoy, mirando atrás, y recordando gracias a esta página, me doy cuenta de lo mucho que le debo a Moronta. Pasé algunos de los agostos de mi infancia allí, no debieron ser mas de cinco o seis, pero os aseguro que marcaron toda mi vida, hasta el punto de reconocer que hoy en dia debo parte de mi carácter y de forma de ser a esos veranos.