Conocí a uno que se llamaba como tu que estaba locuelo por la m. Carmen pérez. ¡Hay que ver lo que se tarda en olvidar los amorios infantiles!
los amoríos infantiles no se olvidan, las amistades también deberían permanecer y como decía Machado, "el amigo fiel ha de ser como la sangre, que siempre acude a la herida, sin esperar que la llamen".