La llamada de mi madre me despertó, una voz águda y enérgica, casi militar diría yo. Y al bajarme de la cama, el frio del suelo al ir descalzo, me acabó de despertar, bajé la escalera y el calor de la lumbre, me animó, cogi una olla y fuí a la cuadra a ordeñar las cabras, mientras mi madre freía, huevos y chorizo para el almuerzo de mi padre, al que ayudaba con gran placer a reducir el plato, ya con la barriga llena, me bestía con un pantalón de varios colores por los remiendos y aquellas botillas ... (ver texto completo)
Hermoso sueño amigo Rafa.