A mi gran Josefina adorada 6
Tus cartas son un vino que me trastorna y son el único alimento para mi corazón.
Desde que estoy ausente no sé sino soñar, igual que el
mar tu cuerpo, amargo igual que el mar.
Tus cartas apaciento metido en un
rincón y por redil y hierba les doy mi corazón.
Aunque bajo la tierra mi amante cuerpo esté, escríbeme, paloma, que yo te escribiré. Cuando me falte sangre con zumo de clavel, y encima de mis huesos de amor cuando papel.