A mí, desde siempre, me han inspirado un profundo respeto los camareros y todo el sector de hostelería porque, entre otras razones, cuando yo estoy de asueto, ustedes están trabajando. Y no dudo, cuando me atienden bien, en dejar propinas, porque comprendo que la suya es una profesión dura y no siempre agradecida, teniendo que soportar, no ya a los borrachos, sino a cualquier energúmeno que por el hecho de pagar se cree con derecho del tuteo, de la prepotencia, de... lo que no quita un ápice de razón a mi comentario, pues ese mismo energúmeno también lo sufrimos, cuando es padre de algún alumno. Las comparaciones, señor, suelen ser odiosas. Un cordial saludo.
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