El Mar. Me parece que me sonríe; unas veces sin enseñar sus dientes pero otras... Me acuerdo aquel día. Su inmensa tranquilidad se transformaba, ya en la orilla, como grandes olas. Un deseo que sólo se apacigua estando en él. Al entrar te conviertes en el invitado de honor. Tu presencia le es grata.
Mi abuelo se llamaba Laureano García Morla, Si quedo algún pariente, por favor que me escriba. Era de Audanzas del Valle