Las
nevadas en
La Garganta solian ser muy buenas, a pesar del frio que pasabamos (tengo que decir que en mi epoca no existian los Anorak), pero cuando entrabamos a
casa con la lumbres de quellas cepas de encina, si que era una delicia sentarte al rededor del fuego. Un saludo a todos los Garganteños.
Pedro, hijo de Luis Tomate.