Rufo Fernandez y Conrado Varela, maestro de Peñafonte desde el año once (poco despues del mitin de Sam Emiliano), comulgaban todos los domingos por la tarde con marxismo y un poco de vino viejo, en una
esquina de la sala, en la
casa de la
Escuela, mientras las mujeres de ambos (Práxedes y Remedios), Blandina
San Juan (quien dejaba a su hermano Lubencio con las cataplasmas de ortiga aplacándole el reuma),
Flora y Placido (los padres de Digna Emerita) y la partera Maria Perpetua, jugaban, bajo la lámpara
... (ver texto completo)