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Mensajes de TURON (Asturias) enviados por José Mel Z..L.:

En la Ermita de San Roque, María Felicia arrastraba los pies por las losas, humédas, frías, engalanando bancos y reclinatorios y llenando los jarrones de rosas y dedaleras.
Por el puente de la Ermita venia, tocando el violín, el sobrino del maestro Conrado, Juan Jacobo Varela Caparina.
Los duendes cavilosos (ventolines, polvorines y remolinos inquietos) estrujaban el gris de las nubes intentando, a toda costa, desarreglar el dia.
El pensamiento de Juan chispeó en el aire. Se sintió alegre. Se sintió bien. No pudo evitar dibujar una sonrisa, que ascendió, poco a poco, hasta provocar los primeros rayos de sol, rompiendo así, por un instante, la paradoja del cielo.
Todos miraron hacia la escalera. Juan tenía la mirada perdida por encima de las higueras del patio.
Roberto Belarmino y Eliseo se rascaban la hoja de higuera mientras Juan bajaba las escaleras. Eliseo era algo poeta y más enclenque que su hermano Belarmo. La partera solía decir que era normal, pues Eliseo habia llegado al mundo algo más tarde que su hermano y menos decidido que él, que salió como un estruendo y dejó a María Gloria sin conocimiento.
A Efrén le gustaba mucho Digna Emerita, sobre todo con el vestido azul que se ponia los domingos.
A Efrén Alonso, que iba para historiador y se quedó en picador en la mina de San Roque, le mandaba recortes de La Gaceta y folletos de propaganda un tío suyo, Iluminado, funcionario en Madrid.
-De eso ya se encargará don Lubencio.
- ¿Inutil? Si ahora la tuviera aquí, en mis manos, podria inmortalizar la boda de Juan y Clara.
-Una semana de jornales para algo tan inutil.
Efrén Alonso exponía a los demas las delicias de un nuevo ingenio fotográfico (una Agfa-Billy de foco fijo) que compraria cuando reuniera sesenta pesetas.
Mientras esperaban a Juan charlaban en el patio con Ceferino, el hijo de la partera Maria Perpetua, patiestevado de nacimiento, y con Efrén Alonso, primogénito del difunto don Porfirio.
Terminó de vestirse y descendió por las escaleras que daban al patio. Allí, sus amigos y los parientes de Úrsula llegados de Casares marcaban el prologo del festejo.
Roberto Belarmino y Eliseo, hijos mellizos de Maria Gloria (la amante inagotable de Laureano Bayón), tenían una mancha en forma de hoja dee higuera en el centro de la frente.
Terminó de vestirse y descendió por las escaleras que daban al patio. Allí, sus amigos y los parientes de Úrsula llegados de Casares marcaban el prologo del festejo.
Juan retornaba, con Clara, al sendero de lo simple.
-Al fin y al cabo las raíces del mundo se hunden constantemente en la tierra para surgir de nuevo, a su antojo, en cualquier otro bosque de niebla.
Juan daba por supuesto (no conocia el motivo) que Dulce Nombre entendería lo de Clara. Dulce Nombre comprenderia que en la vida rara vez se sabe lo que se quiere y que cuando esto ocurre hay que dejarse llevar.
-No hables tanto que hoy es cuarto menguante y se dislocan las palabras por entre las sombras.
- ¿Sabes que me estrujas sin querer los pocos recuerdos que me quedan de la infancia?.
Juan nunca supo muy bien cuál fue el motivo de su decisión, pero tenia la sensación de que ésta había sido correcta. La viuda Dulce Nombre era luna que hacía relucir el rocío de los helechos. Juan quizá tuvo miedo de su silencio, de su pasión desbordante, de su aparente desprecio por el futuro. Él intentó borrarlo de su conciencia, pero aquel amor con Dulce Nombre llegó incluso a soñarlo como incestuoso. No fue capaz de formalizar una situación que aumentaba su desconcierto. Necesitaba a su lado a alguien más débil que él para seguir viviendo. ... (ver texto completo)
-Mira que dicen que cuando una estrella se desplaza deja un horado en el cielo por donde llueven después las desgracias.
-Agotaste todas mis intenciones. No seré ya capaz de subirme en otra estrella.
Ahora, frente al espejo del aparador, disfrutaba de uno de esos momentos. Pensaba en Clara, en sus pensamientos vírgenes, en su dócil mirada verde, en el candor de su cuerpo grácil. Clara era la paz, la verdad, lo que él necesitaba para salir de aquella boira glacial donde el pensamiento no dejaba de morderle el alma. No quería llegar por el placer a la felicidad. El placer era Dulce Nombre, en ella se le agotaban a él todos los pensamientos.
Pero Juan Damasceno, en ciertos agraciados momentos, disfrutaba de una lucidez sublime que producía en él una quietud prodigiosa (como aquella de la que gozan las noches de nieve y luna cuando se detiene el aire y el frío congela las lágrimas del bosque).
Sus deseos se fueron volviendo inciertos y sus miradas iracundas, como ese viento que sacude en el invierno la Peña del Cuervo. Una extraña propensión al desconcierto le pinchaba las entrañas como dientes de agavanzo.
Desde aquel día de nieve se sintió advenedizo en un mundo donde los demás niños bailaban con las estrellas y donde él, a pesar de la buena borona y de los exquisitos cuidados de la afable Úrsula, nunca conseguiría aprender a sonreír sin constreñir engañosamente los músculos de un rostro cada vez más enigmático.
-Qui ita Deo placuit os encomiendo a esta criatura que desde ahora ya es vuestra.
-Se parece a uno de esos húngaros que andan por ahí tocando la balalaica.
Allí esperaban, impacientes, agarrotados los músculos y agazapada la volountad, los que desde entonces y para siempre serían sus padres.
Dios hace aritmetica.

CARL FRIEDRICH GAUSS.
Matematicos de pie sobre los hombros de los demas.

CARL FRIEDRICH GAUSS.
Las matematicas son el alfabeto con el cual Dios ha escrito el Universo.

GALILEO GALILEI.
El gran libro de la naturaleza esta escrito en simbolos matematicos.

GALILEO GALILEI.
En las matematicas es donde el espiritu encuentra los elementos que mas ansia: la continuiedad y la perseverancia.

ANATOLE FRANCE.
Las matematicas son uno de los descubrimientos de la humanidad. Por lo tanto no pueden ser mas complicadas de lo que los hombres son capaces de comprender.

RICHARD PHILLIPS FEYNMAN.
Las leyes de la matematica nos acercan a una forma de entender las cosas, pero no acercan a lo que verdaderamente es la realidad del mundo.

ALBERT EINSTEIN.
Solo en las ciencias matematicas existe la identidad entre las cosas que nosotros conocemos y las cosas que se conocen en modo absoluto.

UMBERTO ECO.
Las matematicas se escriben para los matematicos.

NICOLAS COPERNICO.
Con numeros se puede demostrar cualquier cosa.

THOMAS CARLYLE.
La Matematica es la puerta y la llave de estas ciencias.

ROGER BACON.
Las artes matematicas nacieron en Egipto, pues alli disfrutaba de ocio la clase sacerdotal.

ARISTOTELES.
Un marido es una especie de pagare; la mujer se cansa de pagarlo.

OSCAR WILDE.
Los reyes se parecen a los maridos traicionados: nunca saben lo que ocurre.

VOLTAIRE.
No hay peor marido que el mejor de los hombres.

WILLIAM SHAKESPEARE.
Si has proferido algunas expresiones amargas contra tu marido, lava tu boca con lagrimas.

PITAGORAS DE SAMOS.
El marido que enseña a menudo a su mujer y su bolsa, se expone a que se las pidan prestadas.

BENJAMIN FRANKLIN.
-Se parece a uno de esos húngaros que andan por ahí tocando la balalaica.
El enigma de aquel mundo nuevo de crepúsculos blancos y vidas sombrías e inciertas, llamado Peñafonte, comenzó a bordar en su interior un sartal de crueles desconfianzas desde el mismo día en que el cura lo bajó del caballo y lo puso sobre la nieve.
Frente al aparador de roble recordaba aquella escena como enflaquecida y su mente se enturbiaba con una especie de hosca y ceñuda niebla.
Habia llegado a Peñafonte con cinco años, montado en el caballo albardón del cura Lubencio, castañeteándole los dientes y con ojos de lechuza aturdida. Nevaba. Era un día disciplente y los gorriones maculaban con alborozo la nieve de las tenorias.