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Mensajes de TURON (Asturias) enviados por José Mel Z..L.:

La viuda Dulce recordaba cada momento de aquella última noche con Juan meciéndose bajo el tilo. Las estrellas andaban errantes fecundando la noche de mistico aliento.
Juan Damasceno, hijo adoptivo del bondadoso Frutos Carralón y de la afable Úrsula Antayo (que dormía siempre con los ojos abiertos, nadie sabia el porqué), salió aquella noche del patio de Dulce Nombre de María con la tristeza en los huesos. Ni siquiera advirtió que la lluvia caía sobre él sin ninguna misericordia. Tomó, como siempre, el camino de la fuente en busca de los chorros de agua fresca.
-Bueno, aprendí algo, pero es demasiado lejano, demasiado rígido pàra ti.
-Nunca me hablaste en latín.
Lo peor es cuando has terminado un capitulo y la maquina de escribir no aplaude.

ORSON WELLES.
Las maquinas me sorprenden con mucha frecuencia.

ALAN TURING.
Siente, no seas una maquina de pensar.

ENRQUE MIRET MAGDALENA.
Hasta hoy las maquinas no han abreviado una hora de trabajo de un solo ser humano.

JOHN STUART MILL.
Mi intencion es demostrar que la maquina celestial no es como un ser divino, sino como un reloj.

JOHANNES KEPLER.
Puede llegar el dia en que la intelegencia humana sea definida como aquello no factible por las maquinas.

HERNAN KAHN.
Lo que conduce y arrastra al mundo no son las maquinas sino las ideas.

VICTOR HUGO.
Mi psicoanalista es mi maquina de escribir.

ERNEST HEMINGWAY.
La justicia es una maquina que se mueve por si misma, en cuanto que se la acciona una vez.

JOHN GALSWORTHY.
Los que se revolvieron contra las primeras invasiones de la maquinaria industrial tenian razon: no quiza en pensar que se reduciria el numero de trabajadores, pero si en que se reduciria el de dueños.

GILBERT K. CHESTERTON.
Las maquinas evolucionan y se reproducen a velocidad prodigiosa. Si no les declaramos la guerra a muerte sera demasiado tarde para resistirse a su dominio.

SAMUEL BUTLER.
Vive como si no fueras a morir nunca, actua como si fueras a morir mañana.

LIN YUTANG.
Tienes que tener un sueño, asi por la mañana podras levantarte.

BILLY WILDER.
Creeme, no es prudente decir "vivire". Es demasiado tarde: vive hoy.

SOCRATES.
Mañana es solo un advervio de tiempo.

JOAN MANUEL SERRAT.
Despues de todo, mañana es otro dia.

MARGARET MITCHEL.
Aprovecha el dia, fiate del mañana lo menos posible.

HORACIO.
La mañana y la noche vienen otra vez, vienen siempre de nuevo mientras que tu jamas.

HERMANN HESSE.
Desgraciado el que duerme en el mañana.

HESIODO.
Hay dulzura infantil en la mañana quieta.

FEDERICO GARCIA LORCA.
Un hoy vale por dos mañanas.

BENJAMIN FRANKLIN.
Los proximos cien años seran un periodo de transicion entre la actual tecnologia del metal y el silicio y la tecnologia del mañana de enzimas y neuronas.

FREEMAN J. DYSON.
Toda mañana es la pizarra donde te invento y te dibujo.

JULIO CORTAZAR.
-Y tú la mina. ¿No has pensado nunca en dejar ese trabajo? Tú sabes hacer otras muchas cosas.
-Tienes el, mar en los ojos.
- ¡Cállate, por favor!
-Tú te bastas a ti misma.
-Y sin embargo soy simplemente una mujer sola.
-Soñé en una ocasión que eras como una raíz milenaria que se hundía en la tierra y surgía al instante cargada de jóvenes serpollos. Eras como una diosa desafiando la memoria del tiempo.
-Puede que tú también hayas nacido cerca del mar.
-Desdee antes, desde mucho antes.
- ¿Desde antes incluso de que llegaras al pueblo, montado en el caballo del cura Lubencio?
-Parece como si te conociera de toda la vida, desde siempre.
Aquella noche de lluvia pertinaz, a Dulce Nombre de María, le ardía intensamente la mirada. Juan la abrazó como quien abraza la niebla. Entre sus brazos estaba la pasión, pero una difusa verdad antigua lo hacía escapar siempre del presente, quizá por lo que tenía de real, quizá por lo que tenía de muerte. Huir, siempre huir. Ese parecía ser su destino. Sintió deseos de soltar su cabeza bajo el agua furiosa del arroyo de Rocellanos, como hacía cada vez que salía de la mina.
-Casi nada, Juan.
-Tú... ¿me entiendes, Maria?
-Lo sé, Juan, escuché el domingo las amonestaciones.
-Me caso, Maria.
Hacia ya muchas noches que Juan Damasceno no saltaba la tapia. Quizá ya nunca más volveria a saltarla. La última vez que lo habia hecho llovía mansamente sobre los arrietes abarrotados de rosas, sobre el tilo adormecido y sobre la mecedora de mimbre, olvidada frente al zaguán.
Cuando Dulce Nombre cerraba los ojos y el tonto le acariciaba los pechos, el cielo abría para ella su regazo y la mentira parecía verdad y, en el delirio de lo inútil, encontraba motivos para seguir respirando libre, cada tarde, el invariable tedio del aire.
-Alarico es dócil. Mándele lo que quiera. Es obediente y está fuerte. Pero no le dé cosas dulces, que se le ablanda la tripa. Tampoco le ofrezca alcohol, pues se me desmanda al monte y le da por decir que todo el aire está turbio y no distingue las caras de las gentes.
La madre del tonto, Plácida Iglesias, hacia mejor que nadie los buñuelos de maiz y el pastel de castañas. Los dias de mercado en El Valle bajaba con la cesta repleta de empanadas y confituras, a sacar unas pesetas para mantener la casa.
El tonto Alarico, a quien su madre habia parido sin querer (once meses despues de quedarse viuda), le arreglaba el jardín a la viuda Dulce, le cortaba la leña y le acarreaba el agua de la fuente.
-Al fin y al cabo, el amor nunca tiene futuro.
Nunca más volvieron a hablar de aquel noviazgo. Siguieron amándose en el secreto de la noche, sobre la alfombra de vellorin o en la alcoba historiada, sobre la cama de níquel, o sobre el mimbre ruidoso, al amparo del tilo. Y fue a partir de entonces cuando la viuda Dulce comenzó a enseñar al tonto Alarico a acariciarle los pechos. (Y ya estamos de nuevo frente a la doble actitud, donde todo pierde su primer sentido y la velleza se torna veneno y el fuego probablemente melancolía.)
-Al fin y al cabo, el amor nunca tiene futuro.
-Suéltate el pelo, Maria, y emborráchame el alma.