Como tiene que ser Charo, yo ya localicé la mesa, tu los cubitos de hielo, el Eduardo ya tiene preparao los chorizos, que como dices, Charo, antaño, se cuaraban en las cocinas, y yo recuerdo ese techo lleno de cañas colgadas y en las cañas los chorizos, las morcillas choriceras, y el algún clavo que otro los jamones, eso si, previo paso por sus días de sal con peso, y como dices, se aprovechaba todo, asta los andares que, si los seguía con la vista, servían para hacer ejercicio de cuello, jeje.
Anda Rubí, ahora va a resultar que tu también entiendes de chorizos caseros eh!; ya lo creo, antes en fechas de matanza, nos reuníamos en casa toda la familia incluido el matarife y la chacinera que ambos eran tíos mío, por ambas partes, y allí, tras sangrar al pobre animal, cuya sangre se recogía en un cubo y no se paraba de mover para después utilizarla en las morcillas y alguna que se hacía frita, aunque a mi así no me gustaba mucho, se le echaba al suelo y con unos "tojos" se quemaba al animal para quitarle los pelos que después se rascaba con la tapadera de una olla, si de aquellas de porcelana roja, se procedía entonces a abrir al bicho en canal y a vaciarlos y despiezarlo, todo ello con algunos recortes que iban cayendo en la sartén y acompañao con un poco de pan de pueblo, se iba matando ganas, pues se echaba el día entero, con el picar la carne para el embutido, que se hacían chorizos rojos, blancos, y morcillas, en fin, que os voy a contar yo verdad?.
Bueno Eduardo, que decir, si con el atracón que me he dao me está dando una morriña, jeje.
Bueno, abrazos pa tos y toas, El Emigrao
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