No recuerdo ningun año sin ver los rebaños pasar por La Madalena.
De pequeño mis hermanos y yo nos levantabamos al
amanecer cuando oiamos las cencerras, esquilas y lluecas varias.
Ver subir los rebaños, incluso hoy en dia que ya voy cumpliendo mas de 3 decadas, me emociona y hace que me palpite el corazón de alegria. ¡Vuelve la vida! Y al reves cuando los ves marchar pal sur... sabes que se apaga el
monte y le gente se empieza a ir de los
pueblos para las capitales.