A veces guardamos recuerdos de personas y cosas que no son excesivamente importantes, pero que son recuerdos que se nos han quedado grabados por una u otra causa y siempre nos acompañan en nuestro recorrido por la vida, y aunque esos recuerdos no sean importantes, las personas que nos los evocan pasan a tener una dimensión muy superior a la que se pudiera esperar. Así, guardamos en algún lugar del corazón un espacio cercano para estas personas, y de vez en cuando las evocamos y les dedicamos una sonrisa y un sentimiento de aprecio y cariño.
Y una de ellas era Esteban (del que no recuerdo los apellidos). Se dedicaba a las recaudaciones de máquinas recreativas y le iba bien, bastante bien diría, y eso se notaba en su vida diaria en la que empezaron a aparecer signos de bienestar, pero poco a poco las cosas empezaron a complicarse, los gastos habían ido creciendo y los ingresos no eran suficientes. Y la economía familiar empezó a deteriorarse. Se le empezó a ver preocupado y también se complicó su vida familiar.
En Torreperogil llegó a trabajar en un pub nocturno y yo iba a visitarlo de vez en cuando. Recuerdo algunas noches en que me gustaba ir y tomarme una copa mientras él trabajaba, pero sobre todo recuerdo las tardes, y en concreto las del crudo invierno en que, desde el coche y mientras la nieve ocultaba el interior, Esteban salía y me llevaba dos copas. La música sonaba dulce en aquella cabina blanca en la que me encontraba, en la que no hacía frío, en la que se condensaba toda la paz y toda la felicidad del mundo. Y al rato volvía Esteban. Y la vida y la felicidad continuaban en aquél coche cubierto por la nieve.
A veces a estas personas las relacionamos con nuestros momentos más felices y las añoraremos igual que añoramos la felicidad. Esteban se fue a Águilas, a la cálida costa murciana a trabajar. Llevaba un zurrón repleto de deudas y nuevos planes de futuro, de soluciones, y atrás dejaba un arcón lleno de gente que le apreciaba. Yo pienso que le fue bien, que volvió a ser feliz y a sonreir. Al menos eso es lo que yo deseo, que le haya ido muy bien en la vida, y que Dios le colme de felicidad esté donde esté. Amigo Esteban.
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