Vamos a ver Luis, jajaja, se que el "pasar" de tener tel. móvil y de saber desconectar del maldito ordenador (según tu voluntad) es uno de los magníficos privilegios, que te prometo, de verdad de verdad, que de ti envidio.
Nosotros (algunos muchos), comenzamos a utilizar ésto porque en el tema laboral comenzaba a ser "imprescindible" conocer, estar localizado (manipulación total de la privacidad) y ademas como contraprestación uno se integraba en las nuevas tecnologías.
Que duda cabe que nuestro mas directo beneficio ha sido el ponernos en contacto personas como nosotros. Yo nunca imagine que gracias a este avance tendría el lujo de conoceros y "hablar/escribir" con todos vosotros. Negativamente diré que poco a poco hemos ido cayendo, aparentando no darnos cuenta, en la esclavitud de lo que quizá alguien (mentes avanzadas jajaj) ya tenían premeditado con mucha anterioridad. El tema es que el invento del telefonito y del PC está tan muy bien argüido, dado que por un lado nos quejamos de él (cuando nos molestan o inoportuna o nos asusta, etc...) y de otro lo admiramos, pues practicamos sus funciones con fruición y avasallamiento (cuando molestamos a los demás sin pensar mas, aprovechando sus ventajas) pero como todo invento éste también tiene su balanza, nos ha dado muchas facilidades y tranquilidad por un lado e intranquilidad y nerviosismos anticipados y precipitados por otro. Ahora, se trata de dilucidar cada cual hacia que lado se inclina, es decir, cual pesa mas.
Otro tema. Luis, te confirmaré que nuestro encuentro con Conchi y Gerva fue como bien dices muy muy entrañable (seguro que Gerva me autoriza a decir esta verdad).
Y ahora, yo pregunto en voz alta ¿quién no puede congeniar con gente que tiene un corazón tan sensible y cariñoso y educado como los de Conchi y Gerva?
A los que los conocéis ya sabéis que no exagero y a los que no, ya lo comprobareis en su momento.
Luis, lamento yo también indirectamente (porque se que lo hubierais disfrutado) que Gerva y tu no os vierais en el pueblo el día que él estuvo. Que casualidad que coincidiera con la boda del rapaz. Como bien dices, Gerva saludaría y charlaría con quién le saliera al paso, no hay duda (incluso aunque no lo confirmaran las fotos), éste es un gran paisano vuestro, locuaz, afectivo, fraternal, pero ante todo un personaje extremadamente (repito) sensible lo que le convierte en un ser excepcional (ya lo sabéis). Resumiendo, conocerlo es un lujo.
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