Hola a todos:
Espero que no os hayais preocupado por mi, solo fue un pequeño susto, para lo que pudiera haber ocurrido, de ahí el título de la crónica. Como yo digo, eso solo son heridas de guerra, las cuales se superan al instante, cuando la mente está al cien por cien. Además, los niños aprenden de sus padres, y yo quiero conseguir que los mios sean duros y sepan controlar las situaciones difíciles en todo momento, que mejor lección, que después de una caida sin complicaciones, la cosa siga igual.
Bueno pues a ello me remito con la siguiente crónica, y aunque este feillo que yo lo cuente, la situación lo permite:
Al siguiente fin de semana de mi caida, decidimos darnos un respiro, y como marca la tradición, el dia de la cruz nos fuimos de merendica, nos hicimos un buen arroz caldoso, y disfrutamos de lo lindo. El Chache como es su costumbre, nos hizo un circuito de orientación, en el cual nuestros menores, dejados de la mano de Dios por los cerros que rodean a la fuente del raso, completaron el recorrido sin ningún problema, con mi David a la cabeza llevando el mapa y la brújula. Que se perdieran o que cayeran, que era lo que mas temiamos, tuvimos la suerte de no contemplarlo.
Y ahora os voy a contar la “refinitiva”:
El finde pasado, l@s bikers de Cogollos Vega (Granada), organizaron una ruta, por los parajes de la Sierra de Huetor, en principio de 30 Km., parte de ella, discurria por la misma que los 100 en Femenino.
El finde se presentaba relajado, acordandonos de los Rondeños, que estarían con los 101 km. pero al menos yo mas contenta que unas pascuas, con dos años ya habiamos tenido bastante, y encima siempre teniamos complicaciones a la hora de ir, el primer año murio la abuela del Chache, y el segundo yo sufrí la gastroenteritis, mira que casualidad este año no me ha pasado nada, jejejeje. Me gustaria que se dieran las gracias a quien corresponda por no haber metido a nuestro ciclistas en los 100, que alivio.
En fin, continuo:
Al final decidimos ir a la ruta de Cogollos Vega, El Chache, Carlos, Jose, otra pareja, mi pequeño, y yo (casi na).
A las nueve era la salida, comenzando con una gran rampa de mas del 15 por ciento, que arrancaba desde el pueblo, David y yo la subimos empujandole a la bici, junto con un biker de Cogollos, casi a la salida del pueblo esperamos a los demás que subian pedaleando, y allí empezó la aventura.
José, amenazo en broma a David, con que lo machacaba si se quedaba detrás, y el niño arrando junto con el grupo de bikers, no le vi el pelo en todo el trayecto. Yo me quede la última para ir tranquila, aunque queriendo seguir el ritmo de todos, ahí empezo mi calvario.
La ruta discurria por un carril bastante bueno, el que iba ascendiendo suavemente durante 10 km., con unas vistas impresionantes, y una paz, digna de absorber, mi poca forma física, y creo que algo de alergia, me jugaron una mala pasada, aguante bastante tiempo encima de la bici, pero llego un momento en que mis pulmones se saturaron, y hubiera necesitado unos 100 kg de oxigeno.
Normalmente los veinte primeros minutos, se pasan fatal, y cuando el organismo se acostumbra, no hay problema, pero tratandose de la primavera, y de el problema que tuve el año pasado con los bronquios, sospecho que mis pulmones iban renqueando, con lo reacia que soy a tomar medicinas, este año me estoy haciendo la dura en ir al medico por la medicación de la alergia, cosa que ya me noto me está pasando facturilla.
Agobiada por seguir el ritmo de los demás, pense morirme, el Chache venia casi a mi par, y yo le decia que me dejara, llego un momento en que me di cuenta que lo mejor seria, ir tranquila disfrutando del paisaje, e ir dandole tiempo a mi organismo a recuperar.
Al instante bajo Jose, y ahí mi ansiedad me supero, no puedo soportar fastidiarle la ruta a alguien con mas forma física que yo, le dije al Chache casi cabreada, que se fueran él y José, y que me dejaran sola a mi ritmo, al poco bajo Mar, una bikers de Cogollos, para seguirme, y le dije igual, me informo que la ruta no tenia desviación, solo seguir el camino hasta un cruce, entonces quedamos en que alli les esperaria hasta que ellos acabaran la ruta.
Cuando llegue al cruce, había superado la parte mas dura de la ruta, 10 km. de subida, y allí estaba el Chache esperandome, los dos sin tener ni idea de por donde habían tirado los demás, en una Sierra que no conociamos, un ciclista nos informo, la posible ruta, y un punto de agua, puesto que el Chache nos había preparado el suero casero que utiliza para sus rutas largas, a base de agua, azucar, limon, sal y bicarbonato, y a mi me estaba matando, la dulzura del brebaje, jjjjjj
Pero claro, eso suponia ¡tener que seguir subiendo!, en fin, como dice refran: “de perdidos al río”, el Chache fue en busca del agua, y yo decidi continuar un poquito mas, unos cinco o seis km mas, los cuales me alegre de haberlos hecho, el paisaje era espectacular, con unas vistas de Sierra Nevada al fondo impresionantes. Alli por fin me encontre una bajada, y como dejarla sin hacer, esta bajada llegaba a otra subida, en donde el Chache me suministro de agua pura de la sierra y por fin se fue en busca de los demás, puesto que David, iba solo con el grupo, a cargo de José y Carlos.
Alli, me volvi, puesto que por desconocimiento de la ruta, no quise poner mis fuerzas al límite y fue cuand me encontre yo sola, con el aire fresco de la sierra, el olor de los pinos, y el sonido de los pajaros de fondo, cada poco me paraba, ya no para descansar, sino para cerrar los ojos, y disfrutar como si volara al lado de todos los pajarillos que cantaban, una terapia de las mejores del mundo.
De vez en cuando venia un grupo de ciclistas, de los cientos que pasaron, y me alegre de no haber seguido al mio, me di cuenta de que para disfrutar no hacia falta ir a toda caña con la bici, armando un monton de ruido, y sin prestarle atención a lo mas importante de nuestra vida, la naturaleza que nos rodea.
De repente, se me cruzo una ardilla, con la cual compartimos un tiempo de nuestras vidas, yo me quede como una estatua en medio del camino, y ella queriendo escapar de mi, y creo que anonadada por mi inmovilidad, iba subiendo y saltanto pino a pino, lentamente mientras me observaba, fue esplendido.
Ya abajo en el cruce en el que habia quedado con Mar, espere sentada a la sombra de los pinos, observando a unos toros que habia a solo veinte metros de mi, viendo pasar a todos los ciclistas que volvian, y acordandome de cómo le estaria yendo a mi hijo, me lo imaginaba llorando y echandonos de menos, igual que yo lo estaba echando a él.
El primero que llegó fue el Chache, el cual no había visto al grupo, eran casi las dos, y la hora prevista de llegada eran las doce y media, no os podeis imaginar la angustia que me dio solo de pensar que se hubieran retrasado por ir con mi hijo. Los nervios empezaron a fluir, y cada ciclista que pasaba lo parabamos y le preguntabamos por nuestro grupo, los primeros no sabian nada, y por fin uno nos dijo que estan a quince minutos de nosotros, y que el niño que les acompañaba iba bien, ni me lo podia creer.
Por fin llegaron los primeros, comentandonos el asombro que tenian al haber visto a ni niño, de los primeros de grupo hacer toda la ruta. Cuando llego me abrace a él, y se me echo a llorar, maldiciendo la ruta, y diciendo que estaba harto de subir cuestas, jejeje, no era para menos, ¡yo tambien!.
Después Carlos me conto que habia hecho la ruta estupendamente, que habia habido gente mayor que se había bajado de la bici, y el no, solamente que se le habia salido la cadena, y se habia cabreado, exactamente lo que yo presentia, su perfeccionismo le jugo una mala pasada, como casi siempre que algo se sale mal.
A continuación nos pusimos todos rumbo a Cogollos de nuevo, con lo mejor de la ruta, ¡10 km. de bajada!. Ya en el pueblo, todo el grupo nos espero, ya que ibamos los últimos, con un gran aplauso para David, allí una biker me comento, “casi nada el niño, 42 km. que se ha hecho mejor que yo!, palabras que me impresionaron bastante, en principio eran 30 km.
Al final, me alegro de haber hecho la ruta, muy satisfecha de lo que consegui, a pesar de mi poca forma fisica, y muy orgullosa del gran campeon de mi hijo, no solo por hacer los 42 km. sino por haberse enfrentado solo, sin sus padres, a la situación que para el tuvo que ser bastante difícil.
Esto es todo amigos, ya hasta la semana que viene, no hay mas que rascar.
Ya sabeis lo que teneis que hacer con mis faltas de ortografia, la crónica requiere rapidez en las pulsaciones a lo hora de escibir, con los consecuentes fallos.
Con Dios.
P. D. Próxima entrega, IV peregrinación del Club Buenavista al Santuario de la Virgen de la Cabeza.
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