Cerca de las nueve de la tarde, tocaba ya realizar la última prueba, la carrera de la alpaca, cuatro parejas de cada grupo, una de ellas el Chache y yo, antes de la prueba me dijo que si no quería hacerla que le cedíamos el puesto a otra, y yo no acepte, con los nervios evaporados, y con ilusión de correr con una alpaca cogida de la mano, me vi metida en el peor de los momentos, los dos equipos corríamos a la par, con más velocidad de la que teníamos que haber llevado, a la chica del equipo contrario se le escapo la alpaca de la mano, choco con el Chache que a la misma vez me empujó a la cuneta y caí como un bolo derribado con la bola de juego, todo ocurrió muy rápido, cuando me di cuenta ya estaba de pie diciendo que estaba bien, pero en el brazo tenía una herida de más de cuatro dedos de larga, mis padres me vieron caer, y pensando en no preocuparlos demasiado, a todo el que me preguntaba, le decía que estaba bien, incluido al Chache que me miraba con cara de gran preocupación, la rodilla me empezó a doler a rabiar, pero no quise ni mirármela, temiéndole encontrarme una barbaridad, me fui a mi casa y allí me cure y efectivamente la rodilla no quedó ilesa, pero tal era la euforia que tenía por el evento, que me cure rápidamente, y fuimos a reunirnos con nuestros compañeros, para volver a subirnos a la guagua, y pasear otra vez el pueblo, con nuestro musicón, y aplaudir a los ganadores, porque claramente sabíamos que nosotros no éramos.
Otro punto a detallar, una de las parejas de nuestro equipo, se quiso quedar con el personal, y en su carrera con la alpaca, al salir no corrieron nada, en mitad del camino, soltaron la alpaca, se sentaron en ella, y se secaron el sudor, la gente empezó a aplaudir y a gritar, por el puntazo que se habían tirado, luego la volvieron a coger y continuaron corriendo hasta la meta, esto ya fue la guinda del pastel.
Cuando llegamos al recinto ferial, como siempre los últimos, todos bailaban al ritmo de la banda de música, los participantes de los demás equipos tenían un corro hecho en mitad de la pista de baile, y allí que nos metimos en el centro del corro todos los balbuinos a bailar, al acabar la canción, todos los equipos nos animaron con sus gritos, como si fuéramos los ganadores, y nosotros llenos de alegría los acompañamos.
Después de volver a bailar Paquito el chocolatero, y de gritar cuantas cosas se nos venían a la cabeza, las concejalas del ayuntamiento, pudieron hablar, e ir diciendo las posiciones de los equipos, normalmente se empieza por el último, pero empezaron por el penúltimo, uno a uno iban subiendo al escenario, los tres primeros puestos recibieron su premio, y a nosotros no nos habían mencionado, cuando la concejala nos vitoreo diciéndonos que habíamos quedado en última posición, que éramos los eternos últimos, pero que éramos el espíritu de las Olimpiadas, que éramos como la Tentación, y no sé cuántas cosas más, tuvimos que subir al escenario acompañados de los gritos de animación de todos los equipos, y para nuestra sorpresa, nos premiaron con un buen jamón, a continuación nuestro capitán dijo unas palabras, entre ellas que no nos habíamos esforzado demasiado en algunas pruebas porque si no nos podían quitar el último puesto, jejejejeje, y la verdad, dimos lo que pudimos, pero era imposible vencer a chavales, y algunos con bastante tiempo de preparación, la suerte tampoco estuvo de nuestra parte, en fin no ganamos el premio de las Olimpiadas, pero nos sentimos vencedores, hemos triunfado, yo creo que sin nuestra animación, sin nuestro espectáculo, las Olimpiadas no hubieran sido tan divertidas.
Hoy después de dos días, con agujetas hasta en el cielo de la boca, aún estamos en las nubes, con una sonrisa de oreja a oreja cada vez que nos acordamos del fin de semana, la gente del pueblo no tiene otra cosa que hablar, nada más que de los balbuinos, en fin, que somos como los famosos, y lo mejor de todo es que este equipo nunca ha buscado ganar, ha buscado jugar, divertirse y pasarlo bien, el resultado: la amistad, el compañerismo y el buen rollo con el resto de los equipos, es nuestro objetivo. El año que viene si Dios quiere, otra vez será, y si cogemos el último puesto, más que satisfechos, eso si ya nos preocuparemos de no tener más accidentes, jejejeje
Se me olvidaba, ¿no os habéis preguntado que paso con el banco de San Antonio?, pues una vez acabado todo, nos volvimos a pasar por la ermita, le tocamos un poquito las campanas en señal de agradecimiento una vez más, y le devolvimos su banco. jejejejeje
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