La Unión Europea busca desesperadamente traductores para las veinte combinaciones de interpretación que surgen con la ampliación a diez nuevos países y nueve idiomas más: el húngaro, el checo, el polaco, el eslovaco, el esloveno, el estonio, el lituano, el letón y el maltés.
La UE se enorgullece de ser la única institución del mundo a la que todos los ciudadanos pueden dirigirse en su propia lengua. Pero ser políglota le está saliendo cada vez más caro a esta nueva Europa de 455 millones de habitantes. ... (ver texto completo)
La UE se enorgullece de ser la única institución del mundo a la que todos los ciudadanos pueden dirigirse en su propia lengua. Pero ser políglota le está saliendo cada vez más caro a esta nueva Europa de 455 millones de habitantes. ... (ver texto completo)
El enredo lingüístico crece aún más con las pretensiones de los catalanes, los vascos y otras regiones que insisten en que sus idiomas sean reconocidos como lenguas oficiales de la UE. En Europa existen 36 lenguas regionales o minoritarias, que hablan más de veinte millones de personas, de las cuales seis superan el millón de hablantes y, entre ellas, la más practicada es el catalán. La Unión Europea considera sólo una lengua por país, pero los catalanes alegan que su idioma tiene más hablantes que el danés, el suomi (finés o finlandés) y que siete de las lenguas de los nuevos socios de la Unión.
La expansión hacia el este acerca cada vez más la Unión Europea al mundo del Islam. En Chipre, el nuevo miembro, el dieciocho por ciento de la población es musulmana, y se estima que en el club europeo viven entre veinticinco y treinta millones de personas de esta religión. A ello hay que sumar Turquía, donde la mayoría de los 70 millones de habitantes son musulmanes, y Bosnia, cuya principal religión es el islamismo. Todo esto convierten el turco y el árabe en idiomas obligados de negociación de la UE con sus vecinos y la inducen a plantearse un nuevo tipo de relaciones con el mundo islámico.
El mito bíblico dice que la construcción de la Torre de Babel se detuvo porque sus constructores hablaban tantas lenguas que ya no se entendían. Por ahora, la Unión Europea tiene dinero para pagar los cuarenta intérpretes que necesita diariamente cada idioma para atender las 2.000 reuniones y las 2,5 millones de páginas de documentos traducidos que exige anualmente el organismo. "Y que sean bienvenidos, porque más lenguas no significan más complicaciones, sino más riqueza", aseguró Marco Benedetti, quien cree necesarios nuevos traductores para el diálogo con Rusia, China y los países árabes. Hablando se entiende la gente. ... (ver texto completo)
La expansión hacia el este acerca cada vez más la Unión Europea al mundo del Islam. En Chipre, el nuevo miembro, el dieciocho por ciento de la población es musulmana, y se estima que en el club europeo viven entre veinticinco y treinta millones de personas de esta religión. A ello hay que sumar Turquía, donde la mayoría de los 70 millones de habitantes son musulmanes, y Bosnia, cuya principal religión es el islamismo. Todo esto convierten el turco y el árabe en idiomas obligados de negociación de la UE con sus vecinos y la inducen a plantearse un nuevo tipo de relaciones con el mundo islámico.
El mito bíblico dice que la construcción de la Torre de Babel se detuvo porque sus constructores hablaban tantas lenguas que ya no se entendían. Por ahora, la Unión Europea tiene dinero para pagar los cuarenta intérpretes que necesita diariamente cada idioma para atender las 2.000 reuniones y las 2,5 millones de páginas de documentos traducidos que exige anualmente el organismo. "Y que sean bienvenidos, porque más lenguas no significan más complicaciones, sino más riqueza", aseguró Marco Benedetti, quien cree necesarios nuevos traductores para el diálogo con Rusia, China y los países árabes. Hablando se entiende la gente. ... (ver texto completo)