Ya son escasas las construcciones típicas sanabresas las que quedan en este pequeño y tranquilo pueblo fronterizo.
Poco a poco el hermoso patrimonio rural que nuestros mayores nos legaron se abandona a su suerte.
“Un pueblo sin el conocimiento de su historia pasada, su origen y cultura es como un árbol sin raíces”
Marcus Garvey
Aunque se trata de unas aguas fresquitas que no a todo el mundo gustan, desde mi puento de vista, se trata de un lugar estupendo para mitigar los calores del verano castellano, tiene una buena pradera y son pocas las personas qeu lo frecuentan.
Feraces huertas en las que las condiciones de suelos, agua, clima y, por supuesto, la hacendosa mano del hombre permiten el más amplio cultivo de hortalizas, legumbres, tubérculos, calabazas, verdura, frutales, etc.
El trabajo cotidiano da los resultados que uno busca.
Es uno de los mejores lugares de la zona para refrescarse y sobrellevar el intenso calor veraniego.
Las modestas flores y sin cuidado alguno también encuentran terreno favorable para desarrollarse y adornar con sus colores los lugares más recónditos.
Si nadie lo remedia, no tardando mucho, lo poco que va quedando de lo que fue la construcción tradicional de este pueblo acabará desapareciendo.
El color de la piedra y el barro de estas antigua construcciones, además de ser bello, contrasta con el verde de la exuberante vegetación del lugar.
Agua fresca y generosa, que lo mismo aplaca la sed que refresca a los veraneantes en el rio. Su abundancia permite el riego de los todavía numerosos huertos que la población existen y en los que se cosechan prácticamente todos los productos de la huerta.
El recorrido de ciclista y motoristas por esta carretera que une Bragança con Puebla de Sanabria es muy habitual por deportistas portugueses, sobre todo los domingos y festivos. Suben hasta Puebla por la mañana, toman algo en alguno de sus establecimientos y regresan a comer a casa.
A pesar de los rigores invernales, la tierra es generosa, con el esfuerzo humano y la abundancia de agua, permite el cultivo de muchos y variados productos.
No hay misa todos los domingos, no hay citas suficientes para decir misa en la totalidad de los pueblos.
El color de la piedra, el del barro y la madera en puertas, ventanas y galería le da otra dimensión a este tipo de construcción que las diferencia respecto a las demás. Conservan la similitud y continuidad con el entramado urbanístico y arquitectónico de una pueblo que se distingue por la belleza en este tipo de construcción, por desgracia para todos cada vez menos. El descuido del pasado, el copiar lo que se hacía en otros lugares, posiblemente también la falta de especialistas en el trabajo de ... (ver texto completo)
En las campanas, el maestro fundidor, solía grabar su nombre, así como la fecha de fabricación, el nombre del benefactor que había corrido con los gastos de la fundición, se decoraba la campana con motivos diversos (en esta vemos una cruz), el nombre con el que se denominaba a la campana y/o alguna frase ingeniosa.
Útil muy importante en la vida de los humanos lo fue en otro tiempo el reloj de sol. A través de él se podía informar el personal de las horas del día, si bien era un instrumento que no todo el mundo podía tener a mano para conocer la hora. Lo normal es que existiera en la iglesia o próximo a ella y, dado que en las iglesias existían campanas y estas constituían el medio de aviso o comunicación de acontecimientos a la población, también servían para comunicar la hora a los vecinos. Existían tres ... (ver texto completo)
Por suerte, hay personas que han sabido conservar las construcciones típicas de esta zona en general y particularmente las de este bello pueblo. Sin renunciar para nada a la confortabilidad de los tiempos modernos, se puede preservar el aspecto exterior de las viviendas, lo que da una personalidad propia y única al lugar. Buena muestra es este precioso rincón. Enhorabuena a sus propietarios!
¿Hay hospedajes? ¿Se llega en tren? Soy descendiente de un calaboresino por eso estoy interesada en saber todo del pueblo de mi abuelo ¡Gracias!
Lo más cerca que puedes llegar por ferrocarril es a Puebla de Sanabria, unos 18 kilómetros de Calabor, por lo que tendrás que buscar un taxi u otro medio de transporte, salvo que quieras ir a pie.
Estampa como esta ya no es fácil de ver. En otros tiempos era muy común encontrar a los paisanos realizando esta labor; entonces el sustento del año dependía de lo que se sembraba y cosechaba, y algo que casi todo el mundo solía plantar eran los garbanzos que más tarde, durante el otoño e invierno, aderezados con los productos de la matanza eran básicos en la alimentación.